Por: Mariana Trujillo
Colegio San Ignacio de Loyola Vizcaínas
Lic. Carlos Miguel María de Laborde Noguez de Yturbe
El colegio San Ignacio de Loyola Vizcaínas lleva abierto 237 años, se fundó antes que el propio país. Sólo ha cerrado sus puertas en contadas ocasiones, como la Revolución Mexicana, pero siempre ha buscado cumplir su objetivo principal, que es brindar educación.
Al principio, el colegio fue pensado para las niñas o señoras que no tenían posibilidad de estudiar o tener otra forma de vida. El Lic. Carlos De Laborde-Noguez De Yturbe, Presidente del Patronato de la escuela, comenta que generalmente la tercer hija era la que acababa en la escuela, ya que la primera recibía la dote y la segunda se iba a los hábitos.
Con el tiempo la escuela ha ido cambiando sus materias, sus enseñanzas, hasta llegar a hacerse mixto, pero siempre manteniendo el ideal de educar a las siguientes generaciones.
La relevancia de la Junta de Asistencia Privada, a los ojos del Lic. De Laborde Noguez es que les ha dado a todas las instituciones perteneciente seguridad jurídica, financiera y fiscal, permitiéndoles alcanzar mejor el objetivo por el cual fueron creados.
Las Vizcaínas ha cambiado el sector en el cual se encuentran siguiendo su objetivo, ya que, al educar a las próximas generaciones, se logra el cambio en el país. Pero no sólo eso, al ser un colegio con tanta historia, han creado un archivo donde tienen todos los elementos de la educación de la mujer desde la conquista, una colección de los grabados de sus alumnas. Este archivo sigue vivo porque continúan agregando el historial de sus alumnos y es considerado por la UNESCO como Patrimonio Documental.
Otra forma en la que siguen beneficiando a la sociedad es con las becas que dan, ya que el 50% de su alumnado tiene becas, lo que les permite estudiar desde maternal hasta preparatoria.
El patronato del Colegio San Ignacio de Loyola Vizcaínas está conformado por un grupo de 12 patronos, los cuales se encargan de distintos comités relacionados con la escuela. La presidencia se la van turnando cada año.
El Colegio sigue funcionando y con la JAP, regulándolos y apoyándolos, puede dar los mejores resultados posibles, permitiendo así educar al futuro de México.
