Por Jennifer Juárez | Forbes México
Terry Mathews fundó Mitel, una empresa de soluciones de comunicación empresarial. Ahora llega a México para reunir un fondo de inversión de al menos 15 millones de dólares (mdd). Objetivo: financiar emprendimientos que ya tengan clientes.
Matthews vino a México a principios de febrero para ofrecer a universitariosmexicanos la oportunidad de cofundar empresas fondeadas por un fondo de inversión que arrancará en 2015 con varios socios, con la peculiaridad de que estas empresas tendrán una cartera de clientes prácticamente asegurada.
Se prevé que este fondo cierre a finales de mayo con entre 15 y 20 socios inversionistas. El ticket promedio es de 1 mdd. “La base es que todos participemos a partes iguales; no hay un socio mayoritario”, explica en entrevista el director en México de la administradora de fondos Wesley Clover, Mario Vázquez Santamarina. Wesley Clover es presidida a nivel internacional por Matthews.
La idea principal del fondo en México es que estos emprendimientos le den servicio a las compañías ya consolidadas del ecosistema de Wesley Clover, que actualmente cuenta con 28 empresas.
“No se trata de financiar a emprendedores que ya estén desarrollando una idea o una empresa. Se trata de invertir en el talento mexicano para que desarrollen ideas generadas a partir del ecosistema de empresas que tenemos en Canadá”, explica Vázquez, también ex director de Mitel.
Algunos críticos han comparado esta idea con “maquilar barato” por parte de un desarrollador exclusivo para las empresas de un ecosistema; sin embargo, Vázquez defiende la idea de apalancar emprendimientos con clientes existentes.
“Por eso Terry tiene más de 90% de éxito en emprendimientos: porque las empresas que impulsa, si bien no inician con una idea original de los muchachos, sí arrancan con ideas basadas en soluciones de las empresas que ya existen en el ecosistema y tienen casi asegurado un mercado a nivel mundial”.
Objetivo… la bolsa
A mediano plazo estas corporaciones se irían a Bolsa. “La intención del fondo es no quedarse con ninguna (empresa), para poder trabajar revolventemente” y financiar tres o cuatro por año, explica Vázquez. El fondo considerará las ofertas de compra de estas empresas o realizar spin-offs, pero “principalmente lo que buscamos es sacarlas a la Bolsa, siendo que hay mucho mayor retorno de inversión”.
Los jóvenes que cofundarían estas empresas han estado de acuerdo con esta estrategia, dice Vázquez. “Prácticamente todos los muchachos con los que hemos hablado (de la UNAM, el Tec y la Ibero), todos están entusiastas en el sentido de tener su propio bebé. La intención de todos ellos, de los que verdaderamente tienen un perfil emprendedor, es eso: buscan salir a la Bolsa”.
El aquí y ahora
Sir Terry Matthews —a quien la reina Isabel II nombró, a inicios de este milenio, caballero de la Orden del Imperio Británico— arrancó hace un par de años fondos de capital semilla en Turquía e Inglaterra, como el que apenas inicia en México.
Actualmente tiene ya 8 mdd apalabrados: “Falta materializarlo, pero vamos más allá de la mitad”. Aunque las empresas fondeadas se dedicarán al sector de tecnología, en especial a telecomunicaciones, los inversionistas provienen de diversas áreas.
“Entre el poder de cómputo y las redes poderosas, el mundo está volviéndose más móvil que nunca. Más y más personas se conectan con dispositivos muy poderosos. Hay un cambio en todo el mundo: cada gobierno, cada sector de la industria, sea hospitalidad, venta minorista, transporte, no importa lo que sea, todos están pasando por una renovación tecnológica, y el momento de sacar ventaja de algo es cuando hay cambios. Si no hay cambios, es difícil involucrarse e iniciar empresas”, dice Matthews.
El empresario, que estableció Mitel México en 1979, durante décadas se ha asociado con Telmex para ofrecer servicios de comunicación de voz e Internet. Hoy explica: “En el proceso de hacer negocios aquí y crecer empresas aquí encontré que el talento de ingeniería es muy bueno. La gente tiene una ética de trabajo duro, están bien educados”.
Al final de una conferencia impartida en el Tecnológico de Monterrey, los estudiantes bajan al podio y se toman selfies con Matthews, quien contesta a sus preguntas con una mezcla de humor y sermoneo. A pesar de su popularidad con este grupo, dice que el mayor reto en su carrera como empresario ha sido exponer rápidamente a los jóvenes con quienes trabaja a la realidad de los negocios.
“Los jóvenes muy frecuentemente se olvidan de la gente con canas que puede ayudarles. Es desafortunado, pero a veces, cuando alguien sale de la universidad como un nuevo profesional, cree que saben todo. 10 años después, cuando tienen 31 o 32 años, dicen: ‘¡Dios mío, era tan ingenuo!’. El problema es que no sabes lo que no sabes”.
El perfil que busca en los estudiantes para las empresas que fondeará en México son graduados de Ciencias de la Computación con un título en negocios. Dice que típicamente entrevista a 10 personas para encontrar a una potencial para los proyectos. Durante su visita a México se le veía optimista: “Los graduados que hemos conocido hasta este momento han sido muy buenos. La gente (empresarios) que ya conocía dice: ‘Me gusta. Es buen momento para empezar empresas en el sector de tecnología’. Ha sido muy placentero ser bienvenido y escuchado por el gobierno y los particulares y saber que esto no es pérdida de tiempo”.
No es su primera vez
Matthews presume de haber fundado o fondeado, a lo largo de su vida, más de 110 empresas (principalmente de tecnología), de las cuales sólo ha perdido seis, “y ninguna por quiebra”, aclara. Su exitoso método de emprendimiento, con más de 90% de efectividad, se basa en una sencilla premisa: arrancar compañías que ya tengan clientes.
“Si alguien quiere comprarlo, entonces no es tan especulativo. Porque si un cliente no quiere comprar algo, puedes poner mucho, mucho esfuerzo en lo que crees que es una buena idea y luego darte cuenta de que no puedes venderlo. Eso es muerte segura”, dice Matthews.
En el auditorio del Tec de Monterrey, campus Estado de México, a donde acudieron unos 300 estudiantes para escucharlo en conferencia, Matthews abre sus brazos y mira al cielo, en un gesto cristiano con un toque cómico, y dice: “Es lo que yo llamo un mártir: alguien que cree que tiene una gran idea y sigue luchando por esa gran idea.
—‘Tengo una gran idea’, dice.
—Sí, (pero) ¡estás muerto!”.
Con la lógica aplastante de un baby boomer con más de cuatro décadas de experiencia en negocios, Matthews sentencia: “En mis términos, una gran idea es algo que se vende. No se trata de tener 20 millones de líneas de código perfecto. Okey, eso está bien, pero ¿cuáles fueron las ventas del último trimestre? Los negocios se basan en las ventas, en la comercialización, no en cuántas líneas tiene el código”.
“Mi objetivo es una empresa que ya tiene ventas y entonces, de las ventas, tomar algo de dinero para Investigación y Desarrollo (R&D, por sus siglas en inglés). Lo que no quiero es simplemente gastar dinero en R&D. Lo primero es tener ventas, no hacer R&D por sí mismo”.
En 1972 pidió 4,000 dólares prestados en un banco, rentó una pequeña oficina y convenció a seis personas de trabajar con él ofreciéndoles copropiedad de la empresa recién fundada. Esos 4,000 dólares hicieron crecer a una empresa que ahora vale 1,500 mdd: Mitel. “A lo largo del camino la gente que trabajó conmigo se hizo muy rica. 10 años después cada acción de un dólar se convirtió en 2.5 mdd. Nadie se quejó de trabajar a cambio de nada”, presume Matthews ante los estudiantes del Tecnológico de Monterrey, quienes le ríen la anécdota.
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