Eiji Toyoda falleció el 16 de septiembre de 2013 a la nada despreciable edad de 100 años (5 días después de su cumpleaños centenario). Eiji no fue el fundador de Toyota, la fundó su primo Kiichiro Toyoda, pero sí fue el que la llevó a ser un temible competidor de clase mundial durante su período como director general (de 1967 a 1981 y posteriormente como presidente del consejo hasta sus 81 años). Y, como muchos seguramente lo saben, en 2008 las ventas de automóviles de Toyota rebasaron a las del líder desde la década de los 20s: General Motors, que por cierto, recuperó el liderazgo el año pasado.
La empresa fue fundada en 1933 y en 1936 hicieron un concurso para elegir un símbolo, el símbolo ganador fue Toyota que se parece al apellido del fundador, pero además en japonés se escribe con 8 trazos (número de la suerte en Japón) y fonéticamente suena bien (mejor que Toyoda).
Eiji Toyoda visitó la planta Rouge de la Ford Motor Company en la década de los 50s, le impresionó el tamaño y la producción en serie (Ford producía en ese entonces 8,000 vehículos al día y Toyota entonces producía 2,500 vehículos anualmente) pero como buen cuestionador no le gustaron las ineficiencias que observó; decidió adoptar el sistema de producción pero incluyendo un esmerado cuidado en los procesos para obtener productos de alta calidad.
Lo que hizo que Eiji Toyoda fuera un extraordinario director fue que asumió magistralmente el papel de innovador en una época en que serlo no estaba tan de moda (no era tan cool) como actualmente lo es; además su innovación no estaba dirigida sólo al producto. No, su aportación fue ser muy innovador…, en el proceso.
La cultura Toyota y el famoso (¿quién no lo ha estudiado en cursos de operaciones?) Toyota Production System florecieron bajo su período como director y es que -como afirmaba mi maestro, el Dr. Carlos Llano- una buena parte de dirigir tiene que ver con tomar buenas decisiones. ¿Quién toma las decisiones? ¿En qué información se basa para tomar decisiones? ¿Qué reglas y prioridades se usan para decidir? Estas fueron las preguntas que Eiji, como buen innovador, se planteó y a partir de estos cuestionamientos cambió, innovó, modificó y a la postre fue lo que lo hizo tan exitoso.
Y si a Toyota le va muy bien (desde entonces…, y hasta ahora), es porque, en principio toma mejores decisiones (desde la base) y no sólo las toma Toyota (por cierto, las empresas no toman decisiones, son las personas las que toman decisiones). Lo que hizo Eiji fue: primero, permitir (“empoderar” por usar un anglicismo de empowerment) que los empleados decidieran, desde los niveles básicos de la organización, o mejor dicho, en los niveles más cercanos a donde están las decisiones a tomar; segundo, que tomaran decisiones por consenso, más que por mandato, decidiendo en la línea y no en un cubículo; y tercero, que decidieran basándose en los controles que se ven y no en papeles impresos de una computadora. Éste es el corazón de la cultura de Toyota esto es lo que la hace tan competitiva y en ello está la esencia del legado de Eiji Toyoda.
Hablando de Sinergia
No cabe duda de que los “componentes” (usando términos automotrices) del Toyota Production System ya existían. Ya teníamos las ideas de producción en serie desarrolladas por Henry Ford; las teorías del trabajo (administración científica) de Taylor y Fayol; las admiradas empresas que valoraban al empleado; así como los trabajos de calidad de Deming, Juran y otros. Pero se trata de un tema de sinergia; hasta Eiji Toyoda nadie había sido capaz de unir todos estos componentes en una manera tan totalmente nueva, innovadora y poderosa de dirigir a una empresa.
Los productos innovadores llegan y se van como las empresas que basan su éxito en dichos productos (estamos viendo en estos días la triste historia de una empresa que tuvo un exitosísimo producto innovador: la BlackBerry). Sí, como afirmábamos, los productos innovadores envejecen y mueren (videocaseteras, Walkmans, casetes…) pero los procesos innovadores permanecen. Eiji Toyoda se retiró del consejo de Toyota hace más de 20 años pero sus innovaciones en el manejo de procesos (que logró hacerlas parte de la cultura de Toyota) continúan el día de hoy manteniendo (usando el término hindú) el juggernaut (esa ‘fuerza irrefrenable y despiadada que en su avance aplasta o destruye todo lo que se interponga en su camino’) de Toyota. Y todos los directores que se han beneficiado de la manufactura esbelta (lean) o los empleados que se han visto favorecidos por que su trabajo recibió empowerment sin duda tienen una deuda con este innovador ingeniero y sensei japonés: Eiji Toyoda.