¿Cómo son?
- Son gente que hace daño, que obstaculiza, que parece neutralizar todo lo positivo, que tienen una energía más que negativa, generan estrés, y tienen el “no” siempre por delante, son la antítesis a la gente productiva.
- Estos ejemplares son personas con carencias afectivas, ciertos traumas, de los que obviamente tú no tienes la culpa y que son unos maestros en manipulación emocional, ya que justifican todo y mienten a su conveniencia, y que ante determinadas situaciones en las que no tuviste nada qué ver muchas veces resultarás el culpable de todo.
- A pesar de ser casi maquiavélicos se victimizan ante los demás colaboradores y los jefes.
- Culpan a todos de lo que les sucede, y sus problemas siempre son más grandes que los tuyos si tú tienes gastritis, ellos tienen cáncer de colon.
- Contaminan el entorno laboral, si llegan tristes o enojados crean microambientes en la oficina de tristeza o enojo, pero siempre harán responsables a los demás de sus estados emocionales, jamás a ellos mismos o a la decisión personal que todos tenemos de sentirnos de tal o cual manera, son la gente con la peor actitud, los que llevan la nube negra siempre encima, real o inventada.
- Son desgastantes, ególatras y malévolos, pero ya que la foto de cómo son está clara y quizá ahora que ya identificaste con cargo, nombre y apellido a uno o varios de tus colegas veamos cómo lidiar con ellos y sobretodo cómo neutralizarlos para evitar que te saboteen en tu trabajo.
¿Cómo lidiar con ellos?
Identifícalos: Sé objetivo, hay gente que simplemente no tiene habilidades o inteligencia emocional suficiente, todos tenemos uno o varios malos días, pero esta gente “mal vibrosa” pareciera como si estuviera de malas siempre, el “no se puede” es su frase favorita.
Toma el control de la situación: Mantén el control, cuesta trabajo pero se puede; respira, respira y respira. Toma distancia con estas personas, no te involucres en sentimientos y emociones. Recuerda que cómo te manejas en situaciones de estrés habla mucho de tu desempeño laboral. No los empoderes.
Pon límites: Tienes que ser muy asertivo, no agresivo, para frenar a estas personas. Sé claro y transparente con ellos. Busca el conciliar y aclarar los puntos, invítale un café o sal a comer con ellos. Deja muy claras tus funciones, responsabilidades y lo que no te parece de ellos. Negocia con ellos. Hazles entender que todos están ahí para dar lo mejor de sí mismos en el trabajo.
Documéntalo: Si no hicieron caso, siguen y consideras que estas personas están afectando verdaderamente tu trabajo y el de los demás ponlo por escrito. Sé objetivo para no quedar como el chismoso o en inconforme de la oficina. Sigue la línea de reporte que te corresponde, escribe a tu jefe y no olvides, copiar al tóxico en cuestión. Pide la opinión o el derecho de réplica de esta persona. Concéntrate en las soluciones y no en los problemas.
No se trata de llegar a la infantil conclusión de que el “bien triunfe contra el mal” pero si eres frío, racional, objetivo, auto controlado, maduro e inteligente podrás neutralizar la energía negativa de estas personas.