Me llama mucho la atención el interés que sigue despertando el cine, y es que siempre aprendemos algo cuando vemos una buena película. Quizá nos impacten las imágenes, la fotografía, la actuación, la música, la trama o los efectos especiales que, recientemente, se han vuelto muy precisos y espectaculares. A veces (y es comprensible) vamos al cine para distraernos de las presiones, para “cambiar de aires”, para dejar descansar un poco la mente y hasta para quitarnos el estrés.
En cierta medida, las películas siempre nos dejan algo de enseñanza ya que nos permiten ver una realidad diferente o por lo menos presentada artísticamente, y el ver la película hace, como decía un antiguo profesor mío, que nos “crujan las neuronas”, es decir, nos hacen pensar.
Vale la pena entonces hacernos la pregunta: ¿Podemos plantearnos seriamente un aprendizaje viendo películas?, ¿existe la manera de adquirir conocimientos o mejorar habilidades y capacidades viéndolas? Me atrevería a decir que sí, o sea, si leer un buen artículo en un periódico o en una revista nos enseña algo ¿por qué un filme no habría de hacerlo?
Las películas, cuando están bien hechas, captan nuestra atención, nos permiten recorrer y vivir una historia sin límites de tiempo o de espacio. Una escena de hace 30 años puede estar inmediatamente ligada a una de la época actual y podemos estar un minuto en el centro de Europa y al siguiente en nuestra querida Ciudad de México, o, en el cada vez más bello, San Antonio.
Para que se dé el aprendizaje ¿qué se necesita?, ¿puedo aprender algo de liderazgo viendo alguna película ad-hoc (por ejemplo, la película MacArthur)? Por cierto que a este filme le recuerdo con cariño por los comentarios que hace 25 años hacía el Dr. Juan Ginebra y que para mí representa una de las mejores lecciones de liderazgo que he tenido en mi vida. Lo mismo me ocurrió con la película Cuando un hombre ama a una mujer (When a Man Loves a Woman), la cual vi en una sesión con el Dr. Ernesto Bolio y que nos ayudó a entender bien el problema del alcoholismo y la codependencia asociada al mismo.
Con base en estas y en otras ricas experiencias la respuesta es sí. Sí es posible aprender de una buena película, únicamente habría que cuidar algunos detalles:
Antes de verla: Conocer bien el argumento para saber cuál es el área que está mejor cubierta. Resulta relevante identificar a los personajes y, sobre todo, las decisiones que van a tomar durante la película. También debes saber algo de los actores, del guionista y principalmente del director, vale la pena leer algunas reseñas de reconocidos críticos que nos ayuden a ubicarnos, aunque la manera en la que lo haremos será un asunto propio y muy personal al ver la película.
Durante la proyección: Es como si estuviéramos leyendo un caso o un artículo, hay que ver cuáles son los temas importantes, cómo los enfrentaron los protagonistas, qué tipo de diagnóstico hicieron, qué problemas encararon, cómo los definieron. Además de cómo y por qué tomaron esas decisiones y cómo fueron ejecutándolas.
Un par de películas que he visto muchas veces y las he recomendado ampliamente para este propósito son Henry V y Los 7 Samuráis, las cuales son muy buenas para mostrarnos el rol del estratega. En ambas, los protagonistas (Henry V y el líder de los 7 samuráis) van diagnosticando la situación y, con base en este análisis (que incluye la determinación de posibles oportunidades y amenazas, una cuidadosa evaluación de las fuerzas y capacidades con que contaban y, por supuesto, de sus limitaciones y debilidades) formulan una buena estrategia que se va modificando al irse confrontando con la realidad, como sucede con frecuencia con los planes.
Se trata de dos películas excelentes de las cuales existen varias versiones, por ejemplo, de Henry V está la de Sir Lawrence Olivier y la de Sir Kenneth Branagh (recomiendo ésta última). En cuanto a Los 7 samuráis, es tan buena que hay dos interesantes versiones posteriores (con modificaciones que no afectan el propósito pedagógico) una es Los 7 magníficos, un excelente western con extraordinarios actores y hasta un filme de dibujos animados Bichos (A Bug’s Life), de Pixar.
Después de la proyección. Hay que reflexionar cuáles fueron los temas, ver si no se nos escapó alguna consideración importante, si el filme es bueno y, aprovechando la enorme disponibilidad y atractivo precio de obtener películas, podemos hacernos de ella para verla varias veces, con atención, tratando de “sacarle todo el jugo”.
Se trata de un experimento interesante, usar el cine como un vehículo muy apropiado para reflexionar y aprender.