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Opinión

Kairós y Kronos, buscando el momento mágico

Se trata de esos momentos mágicos en los que por instantes todo parece salir bien y eso se debe a que se conjugan una serie de factores que no siempre están alineados como debieran.

Muchas veces el éxito es producto de la armonía entre diversos componentes, cada uno importante en sí y hasta indispensable, pero ninguno suficiente por sí sólo para asegurar el éxito.

Los griegos lo denominaban Kairós (en griego antiguo καιρός), estrictamente podemos definirlo como el momento adecuado u oportuno. Se trata de esos momentos mágicos que seguramente todos hemos experimentado alguna vez, en los que por instantes todo parece salir bien y eso se debe a que se conjugan una serie de factores que no siempre están alineados como debieran. Digamos que se mezclan armoniosamente para lograr un resultado espectacular, como en esas películas en las que un buen argumento, buenos diálogos, buenos actores, buena actuación, buena fotografía, buena música tienen grandes resultados.

Este concepto de la filosofía griega representa un lapso de tiempo indeterminado (esta cualidad es muy significativa) en el cual algo importante sucede. En la teología cristiana, por ejemplo, suele asociársele  con “el tiempo de Dios”, de hecho, a veces se le usa como sinónimo de “retiro”, es decir, de estar con Dios.

Los griegos tenían dos palabras para el tiempo: Kairós y Kronos (en griego antiguo kρόνος). La principal diferencia que existe entre ambos es que el primero (Kairós) es de naturaleza cualitativa, mientras que el segundo (Kronos) es, escencialmente, cuantitativa.

Kronos es secuencial, está pasando y ya, mientras que Kairós es un momento de tiempo indeterminado en el cual algo especial sucede. Para redondear la idea, Kairós también podía significar el “clima”, el ambiente; y el plural de este término (Keri)  hacía referencia a los tiempos, la época o los momentos.

Retóricamente hablando, para Aristóteles Kairós es ese instante en el que tiempo y espacio se combinan en un contexto apropiado para entender o explicar un argumento. Para la teología cristiana (especialmente en el Nuevo Testamento) es el tiempo señalado en el propósito de Dios, es decir, el momento en el que Dios actúa.

Un ejemplo de ello puede verse en la celebración de la liturgia ortodoxa y oriental, en donde antes de que empiece la ceremonia se pronuncia: “Es el Kairós para que el Señor actúe” lo que indica que para ellos el tiempo de la liturgia es una intersección con la eternidad.

Buscando provocar el Kairós

Si conocemos entonces los beneficios de estar en Kairós ¿por qué no provocarlo? Sabemos que muchas veces el éxito es producto de la armonía entre diversos componentes, cada uno importante y hasta indispensable, pero ninguno sería suficiente por sí solo para asegurar el éxito. Entendamos bien cuáles son esos ingredientes y procuremos mezclarlos adecuadamente para provocar un Kairós que nos ayude a ser exitosos.

Esto lo saben los padres de familia que provocan un Kairós a su hijo cuando entra a la primaria, es decir, le buscan un lugar bien iluminado, con una mesa o escritorio adecuado, sin ruido, sin distracciones, con supervisión, con los elementos didácticos necesarios (lápices, borradores, papel, plumas quizá calculadora y hasta computadora) al hacerlo así están buscando esa armonía para provocar el aprendizaje.

Sucede igual con una pieza musical, con una buena película o con una novela interesante. Cada una tiene sus componentes indispensables  y requiere combinarlos armónicamente.

En el IPADE creemos que la enseñanza de la dirección mediante el Método del Caso requiere varios ingredientes: casos interesantes, profesores competentes, un buen diseño por parte de las áreas académicas y elección de la temática adecuada, lugares adecuados para estudio y discusión y sobre todo participantes con experiencia y deseos de aprender, estos elementos bien combinados provocan el Kairós deseado.

Kairos y Kronos, una reflexión final

Separémonos del Kronos que determina nuestra vida y que, si nos dejamos, nos llevaría a donde quiere, mejor busquemos y provoquemos el Kairós, para estar en nuestro mejor momento, ya sea para aprender, para enseñar, para convivir o para compartir, sabemos que la adecuada mezcla de los ingredientes de una receta asegura el éxito de la misma. Preparémonos entonces para poder tener esos momentos de Kairós, en los que viviremos plenamente y aprovecharemos cabalmente lo que estemos haciendo.

Precisamente en estos artículos este ha sido el objetivo (algunas veces, lo reconozco, no logrado), debemos ponernos en un contexto de reflexión, de aprendizaje, de compartir ideas, de aprender algo, o de reflexionar sobre algo nuevo cada día.

 

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Acerca del Autor

Carlos Ruiz

El autor es Profesor-Director del Área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y Director de programas In-Company en la misma institución.